En la mayoría de mis ocasiones la cama se convierte en un espacio con una variedad considerable de funciones; las menos para descansar. Cerrar los ojos y ver hacia adentro es el inicio de la catarsis que, después de un día cargado de imágenes y situaciones, concluye en formas que despiertos no logramos obtener.
Entré en un espacio que entiendo como armado por algún diseñador escondido en mi cerebro que, cual búho, vaga con la luz apagada para encontrar una respuesta, o una nueva formula técnica de producción. Mi estado de conciencia es suficiente para lograr ver esa nueva imagen ya despierto, deseando lograr que de este lado del párpado logre materializar las formas que soñé al dormir.