miércoles, 24 de febrero de 2010

El tránsito diario por los distintos circuitos sociales se convierte entonces en un recorrido a través de una especie de aparador gigante, que muestra variados productos visuales y donde al mismo tiempo somos un consumidos, queramos o no.

Llevando lo anterior a la práctica decidí llevar el concepto del vestido a un plano exagerado en cuanto a las formas de su factura, que no es representación de sector social alguno (aunque las formas y los materiales nos lleven a recordar alguno de nuestro acervo visual, no pretendo delimitarlo a ello), si no la mera herramienta para potencializar la imagen de la persona que lo porta y con ello sea consumida visualmente.

El recorrido se concretó el día 23 de febrero de 2010 por las calles y la calle subterránea hacía el mercado de embajadoras, logrando el consumo visual por parte de los transeúntes, que externaron comentarios relativos a la apariencia de la modelo y su relación con ciertos círculos sociales. Las personas mostraron inquietud e incomodidad ante la exhibición del meta-ser.





1 comentario:

Juanita dijo...

Maravillosa reflexión, como maravilloso es tu concepto. Te amo