Camino al cerro de la bufa en guanajuato, capital, pensaba cómo utilizar el espacio que se presentaba y crear con ello una obra. La idea no pudo surgir si no hasta haber recorrido una senda que lleva hasta un punto denominado la cueva, donde por razones religiosas existen intervenciones que pretenden hacer la estancia de los peregrinos mucho más cómoda y accesible. ya estando en el punto final de nuestro recorrido, asumí que en todos los sectores a los que tenemos acceso existe el deseo de intervención, de no estar conformes con lo que las circunstancias físicas nos brindan para así sentir el control de todo lo que nos sea posible.
Es así que decidí confrontar dos cúmulos de de rocas; que son, obviando la existencia del polvo, la mínima expresión material del cerro aquel, junto con un lazo de ixtle, que en el punto más específico muestra el empeño humano, uniendo ambos montones colocados en dos salientes del terreno.
La condición del viento y su intervención en la obra me llevó a pensar también en lo absurdo que pueden parecer los alcances del hombre, que en el afán de controlarlo todo encontramos reacciones que nos arrojan funciones innecesarias que terminan siéndolo, de ésta forma obtenemos nuevas preseas a nuestra condición como controladores.
1 comentario:
De controladores lo tenemos todo Josh. Destruiremos al mundo siempre... jojo
y creerás que nunca he ido al cerro de la bufa men?
caray...
están chidas las fotos y la idea canijo
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