Nueve horas del día, me desperté pensando en lo que hay por hacer, traté de no hacerlo y dormir un poco más, no fue posible y mejor me levanté a distraerme con la televisión un rato (primero programación sabatina y luego el desayuno).
Por fin al llegar me dispongo a tratar de hacer lo mío, hacer un poco de reinvención. Ojos con una línea bien marcada y gruesa que juegan con los labios ligeramente pintados y brillantemente húmedos. Cabello con ondas ligeras y semi caóticas con un poco de aceite anti-frizz y fijador en aerosol (pocas cosas son buenas con el ambiente y con la búsqueda de la belleza, no hay mal que por bien no venga). Es lo más ligero que le he hecho, y descubrí por qué. Trabajar en Sophía siempre exige tanto que sentí que ella no lo necesitaba, que es sólo cuestión de resaltar lo suyo (porque es suyo realmente), sin más problemas ni pretensiones.
Decido no pensar en lo mismo y dejar que Sophía haga lo que quiere, esperando le vaya bien pero sin preocuparme demasiado. No terminé su atuendo, así que ella decidió usar otra cosa.
Ya les contará.
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