jueves, 27 de octubre de 2011

Proyecto Sophía, día ocho. 28 de junio de 2011

Erase una vez, en el baño de una casa, una persona que sintió calor vespertino y se dio una ducha para refrescarse antes de salir a hacer negocios. Tomó la ropa que se pondría de forma instintiva, entró a la regadera y permitió la caída del agua sobre su cuerpo. Al salir secó los restos con la toalla azul del Barça y se puso el pantalón, pero ¡vaya sorpresa! no era el suyo, o ¿sí? ya no lo reconocía.

Una semana exacta y ya han cambiado tantas cosas en la rutina diaria que todo me parece extraño y tengo los sentimientos en la superficie, tan externos que cualquiera podría leerlos.

Camino con rumbo al autobús que me lleve a la central y seguir con destino a la capital de mi estado, mi lugar de nacimiento.

Espero junto al poste de madera verdosa y a una cuadra se acerca un Tsuru dorado, lo veo de frente y el miedo se siente en la boca del estómago (ese punto me es ya tan familiar...), dentro de el mi padre. Se detiene a la mitad de la calle y puedo distinguir su rostro perfectamente, dirige la mirada hacia mí y de inmediato se da la vuelta, sin haber reconocido a la silueta de cabello negro.

Sigo sin estar lista para enfrentarle. Enseguida el camión se detiene frente a mí para rescatarme del momento. De la puerta de mi casa a la central pude escuchar tres frases: "ay amor...", "adiós muñeca" y "preciosa". Tres muy "halagadores caballeros" que responden directamente al gloss de los labios y al negro de los párpados, no se toman la molestia de hacer nada más que lo que están acostumbrados a hacer, ver y actuar. (¿Qué si una mujer voltea a ver con deseo a un hombre, se aprieta el labio entre los dientes y dice: "muñeco"?, ya veremos...)

Plaza de la paz. A caminar. ¿Qué está pasando? mi paso corre sin problemas, cabeza arriba y pies fluidos, lo hago con tanta comodidad que me sorprende. Siento en el pecho que respiro y sigo adelante (como cuando a propósito Mariana Álvarez y Josué escuchan música en la calle, se lanzan una mirada cómplice y con toda la actitud avanzan al compás de la canción), el destino final es encontrarme con mi hada madrina Areli Vargas Colmenero.

. Una pequeña y productiva charla antes y después de una entrevista que ella consiguió para mi (misma que publicaré pronto). El consejo (equivalente al Salacadula salchicomula bividi bavidi bumbum) "tú adelante, que el arte te sirva de catarsis..." A pesar de estar metida ya en el proceso no lo había considerado así, mi falta de memoria (un asunto real) de pronto impide que encuentre esos términos para explicar las cosas.

En la entrevista recordé a Cosa Raposo y su argumento sobre el por qué de su producción artística, sobre cómo es que la técnica empleada en su producción es directamente proporcional a las necesidades de la idea. Ahora la entiendo del todo y comparto su postura; salí (literalmente) de la postura en una fotografía photoshopeada para irme a la vida real y explotar la idea. Para hacer que la pieza vaya al espectador y se le cuele por donde sea posible.

1 comentario:

Axares dijo...

^^ dias inspiradores, sigue adelante al final solo importa nuestra felicidad buena suerte y cuenta con un amigo ^^